Feliz Año 2012 para todos!!!

Se nos va este 2011 en blanco y negro.

Si me permiten meto en el blanco las buenas y en el negro las malas.

Este año, como todos, tuvo de las dos.  Se nos fue gente que amamos, perdimos exámenes, pruebas de la vida, partidos, campeonatos.  Nos caímos y volvimos a empezar.

Siempre un fin de año es momento de balance, de pensar en todo lo que podríamos haber hecho, en las cosas que nos hicieron mejores, que nos llenaron de orgullo.

Vivir en las vías de un tren no es fácil, es un desafío a diario.  Formamos parte de la leyenda del carbonera, esa que describe en mágicas palabras Don Barbieri y que quizás algún día trascienda las fronteras salteñas, porque cuando un ferrocarrilero de ley participa de alguna gesta todo puede ser.

Entonces me pregunto... ¿qué me dejó el 2011?

Y sin dudas de lo que no me olvidaré jamás serán dos cosas.

La primera tiene que ver con la segunda Copa El País en la historia del Club, la que nos otorga el privilegio de ser el único equipo Salteño con 2 Copas de OFI.

La segunda, la que habré de recordar siempre a todo el mundo, a mis amigos, a mis futuros hijos, al que sea, es la hazaña más grande del fútbol, esa que el gran, el gigante Ferro Carril de Salto logró en San José de Mayo (en honor a la primera gesta independentista).

Allí jugamos el partido de vuelta ante Central de San José por la semifinal de la Copa El País 2011.  Corrían 86 minutos de juego y Central nos ganaba por 5 a 0.

En el partido de ida habíamos ganado 1 a 0 por lo que estábamos quedando eliminados. En Salto muchos festejaban, se alegraban, como de costumbre, por nuestra derrota.  Es que les es mucho más fácil ser felices con nuestras derrotas que con sus propios triunfos.  Quizá debe ser un tema de cantidad...

En ese minuto 86 el mono Ferreira metió el 1 a 5 de cabeza.  Yo no grité el gol.

Había una señora que gritaba "vamos muchachos que ustedes pueden" y yo en mi ignorancia, en mi falta total de respeto por la franja del alma pensaba que era una broma que les gritara eso...

Pasaron 2 minutos y el "cuervito" puso el 2 a 5, luego de varios rebotes y metiendo lo que le quedaba de ganas a esa altura del partido.  Tampoco lo grité, esta vez aplaudí.

Algo mágico estaba sucediendo y no me estaba dando cuenta, era el espíritu del carbonero que había descendido hasta campo de juego y nuestros muchachos eran gladiadores, metiendo y metiendo, con muchísimas más ganas de honrar a Don Luis que el fútbol que sus piernas les dejaba desplegar.

Entonces el Mati Suárez tomó el balón por derecha y encaró, para sacar el latigazo que se metío abajo, fuerte, inatajable.

La tribuna rival estaba muda, estupefacta.  Quizás estaban imaginando lo que se venía, porque la fuerza del ferrocarril era imparable, aparecían los espacios, los rematas, las oportunidades de gol que habían estado reposando durante 86 minutos.

Ese gol sí lo grité.

De ahí en más la hinchada ferrocarrilera vivió de pie el resto del partido, rezando por una más.

La que llegó gracias al mago Carlos Vera, que recibió y amagó el disparo pero enganchó, lo deriibaron y el juez cobró penal (el defensa reconoció que fue penal en la radio posteriormente).

El mago lo remató y cambió el disparo por gol, por la hazaña más grande que he presenciado y que quizás nunca más ocurra.  Estábamos 4 a 5 y clasificados a la final de OFI.

Ese gol tampoco lo grité, lo lloré y lloré hasta que entendí el milagro.

Vivir en las vías de este tren de 1912 no tiene igual, es de las cosas más lindas que te pueden pasar.

Ahora vamos por ese 2012 como si nunca hubiésemos ganado nada, como si la historia no supiese que somos gigantes, para ganar todo lo que se cruce en nuestros primeros 100 años de gloria.

Feliz Año ferrocarrileros!!!!

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